top of page
Buscar
  • Foto del escritorFernando Aparicio - Terapeuta

Gritar, un síntoma para cambiar de argumento.

Gritar es un recurso usado para expresar emociones que necesitan atención y que expresan algo. Es un mecanismo rudimentario de comunicación. De hecho, en los años 60 del siglo XX, Arthur Janov, psicoanalista, creó la Terapia Tribal o del Grito Primario basada en eso: gritar.

 

En mi experiencia personal, lo he usado para expresar sorpresa, miedo, alegría. Ya para manifestar enojo, muy pocas veces. Y para expresar poder, ¡menos! Talvez por una cierta timidez, talvez para no dar problemas (basado en el “deber ser” en el que me educaron), o por mantener una imagen adecuada, socialmente hablando. Inclusive hoy, ya como adulto, y con un recorrido terapéutico de años, no considero que el grito sea una herramienta que necesite.

 

Como psicoterapeuta, en terapia de pareja, fui testigo de una interacción basada en gritos. Ella comenzó, y él continuó. Ambos tenían razones válidas para elaborar los reclamos que gritaban, pero ninguno de los dos estaba interesado en escucharlas. Estaban ensimismados: el otro era una amenaza. Como imaginarán, la sesión no terminó bien. Ella no aguantó, se levantó y salió dando portazos, y él, se fue detrás de ella. Yo me quedé un poco intranquilo, pero consideré que no podríamos llegar a más. Ya no había comunicación, sólo enojo, resentimiento y frustración expresados primitivamente.

 

En el mundo animal, el grito tiene una función: es una señal de alarma que genera miedo, expectativa y activación del mecanismo de defensa frente a una amenaza. Por eso, el que grita lo hace para tener control de la situación y mostrarse más fuerte. En el mundo humano, sin embargo, es un ejercicio de descontrol y de temor.

 

¿Para qué gritar? ¿Qué está detrás de esos decibeles descontrolados? ¿Qué expresa ese lenguaje corporal tenso, esa máscara deforme en la que se convierte nuestra cara al gritar? Miedo, amenaza, temor, necesidad de control.

 

Y eso fue lo que ambos, los de la terapia de pareja, reconocieron una vez que pudieron volver a dialogar (a hablar). Dándose cuenta que hablando podían explorar su mundo interior y expresarlo. Un buen comienzo para retomar su camino.

 

Gritar es útil en determinadas situaciones para reducir el dolor, desahogar y liberar tensión (hacerlo en un descampado, o a solas, por ejemplo). Pero es absolutamente inútil para generar acuerdos, soluciones y re comienzos. Genera malestar, dispara el estrés y no permite pensar bien. Quien lo hace, denota una falta de control emocional y una inestabilidad personal.

 

Antes de gritar, revisa tus emociones y dales nombre. Sé consciente de lo que quieres comunicar. Establece un diálogo, y habla (sabiendo escuchar). Es un reto, sí, pero hablar es una gran herramienta de liberación emocional y sanidad mental, propia y exclusiva de los seres humanos. Úsala, entrénala y hazte bien.


37 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page